Por José William Castellanos M.D., Ph.D.
A finales de septiembre pasado, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) actualizaron las recomendaciones sobre como prevenir las infecciones causadas por los virus más prevalentes durante los meses de otoño e invierno, enfatizando que por primera vez se encuentran disponibles vacunas contra los tres virus que causan la mayoría de enfermedades y muertes durante los meses más fríos del año en el hemisferio norte, el SARS-CoV-2 causante de la COVID-19, los virus causantes de la influenza y el virus que produce la enfermedad sincitial respiratoria (RSV por sus siglas en inglés).
Aunque el número de personas que se enferman de la COVID-19 ha disminuido significativamente desde el pico de la pandemia a mediados de enero de 2022, cuando se reportaron cerca de millón y medio de casos con aproximadamente cuatro mil muertes diarias, el virus continúa siendo transmitido en la comunidad, sumando hasta la fecha, 8 de octubre de 2023, 1’145.958 muertes. Los datos de los CDC muestran que, durante la última semana reportada, correspondientes a la semana que terminó el 30 de septiembre de 2023, se presentaron más de 15 mil hospitalizaciones y alrededor de 615 muertes, causadas especialmente por la nueva subvariable de OMICRON, llamada EG.5 y denominada Eris, diosa griega de la discordia. La cual desde que se detectó en julio ha venido remplazando a la subvariable XBB.1, hasta convertirse en la prevalente en el país, considerándose responsable de cerca del 25 por ciento de los casos reportados.
Desde la primera semana de julio de este año se ha observado un aumento sostenido de los casos reportados de COVID-19, los cuales se pronostica que continuarán incrementándose durante los meses de invierno cuando es más frecuente la utilización de espacios cerrados. Por esta razón, los CDC recomiendan que todas las personas, a partir de los seis meses de edad, deben aplicarse una dosis de la vacuna actualizada de Pfizer-BioNTech o Moderna, o dos de la de Novavax, desarrolladas contra la subvariable XBB, las cuales han demostrado disminuir el riesgo de sufrir una enfermedad severa y prevenir en muchos casos la muerte, aun por las infecciones causadas por las nuevas subvariables detectadas en el país.
Se considera que una persona mayor de cuatro años está al día con sus vacunas contra la COVID-19 cuando recibe una dosis de la vacuna monovalente actualizada de Pfizer-BioNTech o Moderna, o dos dosis de la vacuna de Novavax, espaciadas ocho semanas. Los niños de seis meses a cuatro años de edad deben recibir tres dosis de la vacuna actualizada de Pfizer-BioNTech, espaciadas ocho semanas, o dos dosis de la vacuna actualizada de Moderna, espaciadas entre cuatro a ocho semanas. Los menores de cinco años que hayan recibido una dosis de cualquiera de las vacunas anteriores necesitan dos dosis de la vacuna de Pfizer-BiONtech, si recibieron dos dosis, solamente se recomienda una dosis de la vacuna actualizada. En el caso de la vacuna actualizada de Moderna, solo se recomienda una dosis independientemente del número de dosis recibidas previas a la vacuna. En caso de dudas, se recomienda consultar con el médico o pediatra tratante.
Según datos de los CDC, durante los meses de octubre de 2022 hasta abril de 2023, se reportaron aproximadamente 35 millones de casos de influenza, los cuales causaron cerca de 500 mil hospitalizaciones y 52 mil muertes en los Estados Unidos. Los síntomas mas comunes de la enfermedad son fiebre con sensación de escalofríos, tos, dolor de garganta, secreción y congestión nasal, dolores musculares y de cabeza, y sensación de fatiga. Algunos pacientes pueden presentar síntomas gastrointestinales que incluyen vómito y diarrea, especialmente en menores de edad. En los casos severos de la enfermedad, o cuando afecta a personas de alto riesgo, se recomienda el iniciar medicamentos antivirales dentro de las primeras 48 horas después de que se presenten los primeros síntomas para disminuir la duración de la enfermedad y reducir el riesgo de sufrir complicaciones severas, especialmente neumonías.
Los virus de la influenza se transmiten de una manera similar a como se transmite el SARS-CoV-2, en las pequeñas gotas de secreciones que se esparcen por el aire cuando una persona infectada habla, tose, o estornuda. Una persona infectada puede transmitir el virus desde 24 horas antes de presentar el primer síntoma hasta siete días después de haberse enfermado, aunque las personas con sistemas inmunológicos comprometidos y los menores de seis meses lo pueden ser durante periodos más largos. Una vez adquirido el virus, los síntomas se pueden presentar entre dos y cuatro días después, aunque algunas personas pueden no presentarlos y seguirlo transmitiendo sin darse cuenta. La mejor manera de prevenir la influenza es vacunándose cada año.
La vacuna de este año contra la influenza, disponible desde mediados de agosto de 2023, se denomina tetravalente porque protege contra cuatro virus causantes de la enfermedad, incluida una actualización contra el virus H1N1. Es importante enfatizar que, aunque quienes tienen el mayor riesgo de morir por influenza son los menores de dos años y las personas mayores de 65, los CDC recomiendan que todas las personas a partir de los seis meses de edad deben aplicarse una dosis de la vacuna anualmente tan pronto esté disponible, usualmente a mediados de agosto o comienzos de septiembre. Los menores de ocho años que no han sido vacunados contra la influenza deben recibir dos dosis espaciadas al menos cuatro semanas. Usualmente se utiliza la presentación inyectable de la vacuna, aunque está disponible una vacuna que se administra mediante un atomizador nasal, también conocida como vacuna LAIV4 que contiene virus vivos atenuados, la cual está aprobada para ser administrada en personas saludables entre los dos a los 49 años de edad. Sin embargo, no se recomienda su aplicación a quienes sean alérgicos a alguno de sus componentes, tomen aspirina o algún medicamento derivado, sufran de asma o hayan tenido problemas respiratorios durante el año anterior, tengan comprometido su sistema inmunológico cualquiera que sea su causa, estén a cargo de pacientes inmunosuprimidos, se les haya extirpado el bazo o tengan su función comprometida, presenten una fístula de líquido cefalorraquídeo, hayan tomado medicamentos antivirales en los días previos a su aplicación, o sufren enfermedades cardiovasculares, renales hepáticas, o neurológicas.
De acuerdo con datos publicados por la Asociación Americana del Pulmón (ALA por sus siglas en inglés) y los CDC, la infección respiratoria causada por el virus sincitial respiratorio (SRV) es responsable de en promedio 69 mil hospitalizaciones de menores de cinco años y 110 mil de mayores de 65 años, y alrededor de 200 muertes de menores de cinco años y 8 mil de mayores de 65 cada año en los Estados Unidos, la mayoría de las cuales se producen entre los meses de septiembre y abril. La enfermedad es muy contagiosa y aunque la mayoría de las personas infectadas presentan los síntomas de un resfriado común, en algunas personas que tienen comprometido su sistema inmunológico, ya sea porque están recibiendo medicamentos, tienen una enfermedad que lo afecta, o porque aun no ha madurado, como es el caso en los menores de un año, se puede presentar una infección severa de los pulmones y las vías respiratorias que requiere tratamiento intrahospitalario.
Los síntomas más comunes incluyen congestión y aumento de las secreciones nasales, fiebre, tos, y dolor de garganta. Los bebes se tornan muy irritables, pierden el apetito y pueden presentan signos de deshidratación, debilidad y dificultad para respirar. Si la tos se acompaña de silbidos o al respirar se observa que las fosas nasales “aletean” o que la piel que cubre el tórax del bebé se retrae al respirar, o que el color de los labios se vuelve azuloso, se debe acudir inmediatamente al servicio de urgencias pues son signos de una neumonía grave que requiere tratamiento y medidas de apoyo respiratorio intrahospitalario.
Los recién nacidos prematuros presentan un riesgo muy elevado de sufrir complicaciones cuando se infectan por este virus, por lo cual se recomienda vacunarse durante las semanas 32 y 36 del embarazo, especialmente si la fecha del parto se espera que sea entre el otoño y la primavera. Si durante el embarazo no se recibió la vacuna, o el parto se produce dentro de las dos semanas después de haberse vacunado, se recomienda que los recién nacidos reciban anticuerpos contra el virus, especialmente si nacen durante el invierno.
Este año la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) aprobó las primeras dos vacunas contra el RSV. La vacuna Arexvy, el pasado tres de mayo, para uso en personas mayores de 59 años y la vacuna Abrysvo, el 21 de agosto, para ser aplicada durante las semanas 32 y 36 del embarazo.
Es importante señalar que una persona puede infectarse por cualquiera de estos tres virus simultáneamente, para disminuir el riesgo de infección se recomienda cubrirse la boca al toser con un pañuelo o el brazo, no se recomienda hacerlo con las manos, las cuales deben lavarse frecuentemente con agua y abundante jabón durante por lo menos 20 segundos, especialmente antes de tocarse la cara y después de haber tocado cualquier superficie. Igualmente, las superficies que se tocan con frecuencia deben ser desinfectadas frecuentemente. En caso de un aumento de los casos de cualquiera de estas infecciones en su comunidad, se debe evitar el contacto cercano con otras personas, manteniendo una distancia de dos metros o seis pies y usar tapabocas N-95 o su equivalente en caso de estar en lugares cerrados o en aglomeraciones.
Si una persona se siente enferma o presenta cualquier síntoma de una enfermedad respiratoria debe evitar salir de casa hasta que se descarte que ya no puede infectar a otras. En caso de ser diagnosticada se deben seguir las recomendaciones de su proveedor de salud para disminuir su propagación en su comunidad y lugar de trabajo.
Finalmente, recordemos que cada 14 de noviembre se conmemora el día mundial de la prevención de la diabetes para concientizarnos acerca de la gravedad de esta enfermedad y cómo podemos prevenirla. Su énfasis este año seguirá siendo el mejoramiento del acceso al diagnóstico temprano y tratamiento adecuado para prevenir las secuelas irreversibles que produce y disminuir el número de muertes prematuras que causa a nivel mundial. Es muy importante señalar que las personas diagnosticadas con diabetes tienen un riesgo mayor de presentar una infección respiratoria severa y de morir al infectarse con cualquier virus, por eso es muy importante que reciban las dosis recomendadas de las vacunas disponibles contra los virus causantes de la COVID-19, influenza y la enfermedad sincitial respiratoria, las cuales se pueden aplicar simultáneamente.
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