Vivian Huelgo, existir para servir
Por Leonor Villasuso Rustad | abril 2025
Nacida en Brooklyn, Nueva York, Vivian Huelgo es la única hija de una pareja de inmigrantes colombianos que dejó todo atrás, familias y amigos incluidos, para buscar una vida mejor al norte del continente. Su padre trabajó en los muelles, mientras que su madre cuidaba niños de los vecinos en la casa; como ninguno de los dos hablaba inglés, creció siendo la intérprete que ayudaba a sus papás a navegar el sistema, “ese era el trabajito mío”, cuenta en entrevista virtual, a propósito de su nueva posición como presidenta y CEO de Esperanza United, que comenzó el primer día del presente año.
Huelgo se graduó de la Universidad en Búfalo, NY, en sociología e inglés en 1994, y posteriormente asistió a la escuela de leyes de la Universidad Fordham en la Gran Manzana, en la que después de obtener su título de abogada fue también profesora adjunta. Fue fiscal de la Oficina del Abogado del condado de Nueva York, y recuerda de esos tiempos que la comunidad de abogados latinos en Nueva York se apoyaba mucho, y que a ella le dio muchas oportunidades de crecimiento profesional.

Como era fiscal bilingüe, le asignaban los casos donde la víctima era latina, y a partir de ahí prácticamente ha dedicado su carrera a los sobrevivientes de la violencia doméstica. Huelgo considera que el trabajo del abogado y del traductor son muy similares porque el primero traduce las leyes para que sus clientes entiendan qué opciones tienen y qué decisiones pueden tomar, “esa práctica de cuando estaba chiquita y le explicaba a mi papá lo que estaba diciendo el vecino, fue la práctica perfecta para después cuando trabajé en la Corte”.
Al respecto de su decisión de trabajar en algo que puede ser considerado tan deprimente y frustrante como la violencia de género, cuando pudo haberse dedicado a otra rama de la abogacía, Huelgo afirma que ella sabía que al entender a la comunidad y hablar español, podía dar una ayuda especial y única a las víctimas, “y dar ese servicio era algo increíblemente gratificante. Sentía que lo estaba haciendo bien y como que estaba dando algo más”. Se mudó a Washington D.C. para trabajar como asesora principal de la Comisión en Violencia Sexual y Doméstica de la Asociación de Abogados de Estados Unidos (ABA, por sus siglas en inglés) hace unos quince años, con la misión de ver la manera en que los abogados pudieran hacer mejor lo que hacían en cuanto a la parte de las sobrevivientes. En ABA fue que empezó a conocer del trabajo que Esperanza United, desde su bastión en las Ciudades Gemelas, estaba desarrollando para modelos y prácticas para mejorar la atención a sobrevivientes, en particular para las latinas, y llevándolos a otras ciudades del país.
Así que cuando Patti Totozintle, entonces directora y CEO de Esperanza la buscó hace tres años y le propuso que se hiciera directora de operaciones de la organización, a modo de preparación para convertirse en su remplazo llegado el momento, Huelgo no lo dudó. En la visión de Tototzintle que hizo crecer a Esperanza United a nivel nacional, la flexibilidad en el modo de trabajar facilitó que Huelgo tomara el puesto y se hiciera cargo de establecer las estructuras necesarias, sin mudanza familiar a Minnesota, para que la parte operativa de Esperanza estuviera funcionando igual de bien que el servicio que da a sus clientes. Cuenta Huelgo que cuando se llegó el primero de enero, la transición fluyó porque ella ya conocía a todo el personal y el trabajo que se hacía.
“Hay tanto que hacer aquí en Washington D.C.; es importante tener una presencia aquí. En enero estuve en Atlanta, tenemos como cinco o seis empleadas que están allá. Tenemos gente en Nueva York, en Boston, y yo trato de ir a diferentes lugares y reunirme con empleados, aunque ahora que tengo hijos es más difícil despedirme de ellos, pero sí me encanta tener ese contacto”, explica sobre su nueva jornada laboral como cabeza de un equipo de más de sesenta empleados que, ante los tiempos políticamente difíciles que se viven, tratan de estar formando y fortaleciendo sus enlaces de comunicación constante para poder seguir ayudando a la comunidad que los necesita, y de la manera en que lo necesita, a pesar de la disminución de llamadas en su línea de crisis por el temor a denunciar estos días, Huelgo asegura que Esperanza se adapta a lo que la comunidad pide para darle el apoyo, los recursos, los servicios. “Me he quedado impresionada con el equipo que tenemos porque, aunque ellos tienen miedo, o se sientan preocupados, cada día se levantan y es cómo “¿qué podemos hacer para ayudar”? y proponen nuevas ideas y maneras de mantenerse en contacto con la comunidad, y esto te da ánimo y energía”, dice con una sonrisa cálida y sus ojos brillan.
Huelgo recuerda vivamente que un día llegó a su casa una mujer que le preguntó a su mamá si podía cuidar a la bebé de su amiga, que trabajaba en las cortes y estaba por regresar luego de la licencia por maternidad. “Ella vino a recoger a la niña y traía un portafolios. ¡Era la primera persona que yo había visto cargando un portafolios! Y me quedé impactada, ¿quién es ella, en donde trabaja? Es latina, tiene una bebé… y me explicó que era abogada. ¡Yo nunca había pensado que las latinas podían cargar un portafolios y ser abogadas!”, así que por ahí empezó a inclinarse por las leyes. Varias décadas más tarde, en una reunión se rencontró con aquella abogada a la que su mamá le había cuidado su bebé, que para ese entonces ya era jueza, y desde entonces han seguido en contacto – Huelgo cree que posiblemente fue la primera de origen dominicano en esa corte y ahora está jubilada.
“Si uno puede ver que la persona existe, eso le abre el mundo a uno. Por eso es tan importante que los profesionales estemos en la comunidad, hablando con la gente joven para que vean la posibilidad”, dice refiriéndose a su experiencia de niña, y al énfasis que el personal de Esperanza pone en modelar lo que se quiere que los niños y jóvenes aprendan sobre las relaciones saludables. A lo largo y ancho del país hay organizaciones apoyando a sobrevivientes de violencia de género con los que Esperanza trabaja y colabora; “lo que yo veo en el futuro para Esperanza es expandir y abrir esos enlaces porque hay comunidades latinas en Canadá, obviamente en toda Latinoamérica, y que esos enlaces corran desde el norte hasta el más profundo sur y que Esperanza United sea esa conexión, apoyando a la comunidad para reducir y erradicar la violencia de género” finaliza la entrevistada.
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